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Las Dos Ligas

Recordaba la semana pasada una de las anécdotas de mi madre, en la que se muestra el poder de la Fé.

Un día que íbamos al centro de la ciudad, esperábamos en la parada al camión de transporte urbano. De repente se me ocurrió preguntar a mi madre qué le hacía falta para ser completamente felíz.

Ella, sin pensar mucho contestó: Mira hijita, estoy viva y tengo salud. Tendremos dinero dentro de un rato pues vamos a cobrar. Sólo necesito dos ligas pues se me van cayendo las medias. 

Todavía estaba hablando cuando llegó a la parada el camión y ella estaba a punto de subir, cuando solté un grito.

Ella se asustó y pensó que había algún animal. Pero no, allí justo en el primer escalón, estaban tiradas... ¡ dos ligas !.

Yo le dije, ¡Mira mamá, dos ligas!. Ella entonces se puso muy contenta, las recogió, se subió y al sentarse se las puso diciendo:

Ya ves que Dios nos quiere mucho, sólo hay que pedir lo que queremos.

Eso me hace pensar en el poder de la fe en la oración. De modo que si tú quieres pedir algo a Dios, sólo debes creer que lo conseguirás.

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